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Calefactores con los que ahorrar en nuestra factura de la luz

Actualmente el mercado de la calefacción para el hogar ha evolucionado lo suficiente como para permitirnos ahorrar realmente en nuestra factura de luz mes a mes, sobre todo en esos meses de invierno más fríos, sin embargo, para que esto sea realmente considerable es importante tener en cuenta algunos factores que van más allá del simple hecho de la elección del producto final, ya que dependiendo de nuestras necesidades qué tipo de calefactor requeriremos, existiendo opciones sumamente variadas como lo son los paneles calefactores, calefactores infrarrojos o los calefactores eléctricos de bajo consumo.

Por un lado los calefactores infrarrojos son una de las opciones más baratas, junto con los calefactores de aire, además, en comparación con éstos últimos ofrece una calefacción más uniforme por emplear calor por convección. Sin embargo, este tipo de soluciones no son las más apropiadas cuando tenemos pequeños en casa, sobre todo porque la superficie de estos productos se vuelve incandescente y esto puede provocar quemaduras en caso de contacto con la piel.

Otra de las soluciones suelen ser los paneles calefactores que producen calor sin producir O2, lo que evita que el ambiente se reseque o se vuelva más pesado, de igual modo que los paneles infrarrojos producen calor por convección, y si bien son más seguros se trata de un producto que por lo general es mucho más costoso y no solo eso, sino que incluso suelen requerir de una instalación especial que impica el anclaje a una pared.

La mejor solución en muchos casos son los calefactores eléctricos de bajo consumo, y es que brindan una alta eficiencia energética, consiguiendo producir el calor necesario con el menor consumo posible, además, son fáciles de usar sin ningún tipo de instalación, e incluso cuentan con apagado automático en caso de sobrecalentamiento.

Eso sí, para aprovechar al máximo esta eficiencia energética es necesario saber utilizar la potencia adecuada en cada estancia donde se ubicará el calefactor, de nada sirve que en una sala pequeña coloquemos el calefactor en su máxima potencia, ya que estaremos desaprovechando todas las posibilidades de ahorro que nos ofrece, por ejemplo, con un calefactor con 500W de potencia podemos calentar fácilmente una pequeña habitación como un cuarto de baño, mientras que si necesitamos calentar una sala con 25 metros cuadrados será necesario entorno a 1.200W de potencia para calentarla.

Por otra parte, también dependerá de qué tan rápido queremos calefaccionar la sala, si deseamos un efecto inmediato necesitaremos de algún producto como un termoventilador o calefactor de aire, sin embargo, si no se requiere calor inmediato, lo más apropiado podría ser un calentador infrarrojo.

Para finalizar destacar la importancia de la aislación térmica que juega un papel fundamental cuando deseamos economizar en calefactores, esto se debe a que, por ejemplo, las aberturas de una sala (ventanas y puertas) pueden llegar a disipar hasta el 25% del calor producido en la habitación, por esto se recomienda contar con ventanas con doble cristal o bien cristales con aislación térmica. En tanto las puertas deben mantenerse debidamente cerradas e incluso conviene colocar burletes debajo de la puerta para evitar que el calor escape si existe una pequeña separación entre la puerta y el suelo.